Lo inevitable

El cuerpo lo pide. Y no hay caso. Yo trato de resistirme, de vencerlo, de no evidenciarlo. Incluso de tragármelo cerrando fuerte la boca...pero ahí viene, poderoso y desahogante, el bostezo. ¿Por qué bostezamos? Seguramente los científicos muy sesudos ya lo investigaron. Quizás la pregunta sea entonces para qué. Sobre todo para qué bostezar en medio de una entrevista en la que una es la interesada y el personaje en cuestión espera ansioso las interrogantes que lo hacen sentir importante. En vez de eso yo abro las fauces como un león y me pillo tapándome la boca con mi mano extendida y tensa, pero ya demasiado tarde.
Una vez, creo que el año pasado, me dolía mucho un ojo. Estaba irritado y sentía que en cualquier minuto podía hincharse y no dejarme ver. Así que, como pocas veces, corrí al oculista. Después de una conversación de largo rato y de una exhaustiva revisión, concluyó lo siguiente: "Estas irritaciones ocurren porque el ojo no está lo suficientemente lubricado. A veces uno tiene mucho trabajo, está muy concentrado y se le olvida pestañear. Yo le aconsejo que pestañee al menos diez veces por minuto. Si quiere pone un post it en la pantalla que diga: debo pestañear".
Así las cosas hay asuntos que parecen ser inevitables, pero que finalmente lo son. ¿Cómo se hará con los bostezos? Tremendo misterio.

¿Y por qué no me estrangulan?


No se asusten. Es en sentido figurado. Imagínense que me apretaran hasta que todo lo que tengo contenido se soltara y saliera un líquido viscoso que un señor de lentes acumularía en un balde. Después lo procesaría y un misterioso y cibernético sistema computacional le daría sentido. Porque sí, es verdad: si me aprietan cuento, si me aprietan creo, si me aprietan respiro, si me aprietan me apuro. Así sola...uf, cuesta a menos que me convenza (n) de que vale mucho la pena.

Estuve pensando en eso porque aunque me propongo comer menos azúcar, no me resulta. Porque aunque quiero escribir muchas cosas, no me siento a hacerlo. Por ejemplo, el blog lleva más de un mes descuidado, pese a las insistencias de mis fieles fans (gracias Seb, M y Gaby). Pero yo me hago a un lado y me invento lecturas y juegos en vez de aprovechar el tiempo. En vez de mirar el techo. Debe tener que ver con la idea que se me cruzó hoy por la cabeza: esa de las ansias de correr. O con haber ido a una reunión el otro día y exponer sobre lo que voy a escribir con tanta soltura como si hubiese avanzado algo. No llevo nada. Está todo ahí: las entrevistas hechas, el increíble trabajo de Cheb y algunas palabras que me rondan. Qué miedo que se concrete ese sueño.

Qué miedo que sea yo la responsable de que no se concrete o de que no quede tan bien como yo espero. Qué miedo tenerme a mí misma como espectadora expectante.

¿Qué opinan mis fans que exponen y publican? M, ¿no te dio susto ver tu cuento y presentarlo? Seb, ¿cómo fue que no se te agrietó la guata antes de montar la última exposición? Gaby, ¿qué se siente tener un libro que diga "por Gabriela Velazquez" en la portada? ¿Hay sensación de tarea bien hecha o le cambiarían una coma o dispararían otra vez? Es verdad, yo publico todo los meses. Pero no es lo mismo. Y ustedes saben muy bien porqué. Bueno, supongo. Este es un asunto de guata o ¿no?