Gente seria

Me pasa a menudo que voy de copiloto, de pasajera de metro o de peatona cuando ¡zás! se me ocurre una pregunta de la nada. Y bueno, así fue cómo de repente me di cuenta de que hay gente seria en el mundo. Personas que no juegan, que no imitan voces, que no se ríen de los otros, que no hacen juegos de palabras, que no le hablan a seres inanimados o animales, que siempre responden con lo correcto, pero que se toman mil cervezas -o menos- y que bailan apretado. Esas personas que no se dejan ser niñas ni niños a ninguna hora del día. Esas que son adultas todo el tiempo.
Estoy completamente en shock y terriblemente despistada.

La alta


Hubo un tiempo, lejano, por cierto, en el que fui la más alta. Mi cara era una circunferencia, mi chasquilla estaba cortada con regla y mis medias azules me hacían sufrir de elefanteosis en los tobillos. Aún así, yo, la mínima dani, era la más alta. O bueno, casi: había una que me ganaba.

Hace un par de días, la maravilla del facebook me trajo esos recuerdos de regreso. Y es que Karol, una compañera a la que yo pensaba gigante, se contactó conmigo y entre las cosas que me dijo fue algo así como que "pese a que han pasado 20 años (VEINTE AÑOS) te ves igual". Shocking. Yo le contesté que si se acordaba que nos sentábamos juntas...y ella me dijo "es verdad, porque éramos las más altas". ¿Moi? Shocking otra vez.

Convénzanse ustedes, amigas mías, que tanto se han burlado de mi tamaño. Reflexiona sobre este hecho, M, y recuerda el día en que llegué a tu casa toda mojada y me saqué las tan de moda Donnors para quedar desnuda en mi propia bajeza (de porte, ojo), y tú pusiste tu mejor cara de sorpresa como si se te hubiese caído tu dani. Obvio, si hoy soy chicoca a mucha honra. ¿Habrá sido falta de pollo con hormonas? ¿Me habrá llegado muy pronto la pubertad? ¿Simplemente no está en mis genes? ¿Crecí tan rápido que después ya no tuve fuerzas para estirar mis piernas? ¿Podrá llegar aún el estirón? ¿Me cuelgo de cabeza? Who knows!